Boletín No. 85
1o. de julio de 2021
Epistemología en las Ciencias Sociales: Derroteros en la Sociedad Altamente Tecnificada
Edgar Ortiz Arellano
Doctor en gestión estratégica y políticas del desarrollo
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UNAM
Resumen
La epistemología es una herramienta fundamental para el correcto desarrollo de las ciencias sociales en el contexto de una sociedad altamente tecnificada que se caracteriza por el consumo y el uso intensificado de tecnologías de la comunicación y la información. En esta lógica la investigación científico social debe asumir una postura epistémica que determine de manera correcta los métodos y objetos de estudio que puedan aportar una perspectiva más del utilitarismo del capitalismo tardío, de ahí que el objetivo de este trabajo fue el de explicar la relación que existe entre epistemología y ciencia y sus implicaciones para la investigación social.
Abstract
Epistemology is a fundamental tool for the correct development of the social sciences in the context of a highly technical society characterized by the consumption and intensified use of communication and information technologies. In this logic, social scientific research must assume an epistemic stance that correctly determines the methods and objects of study that can provide a further perspective of late capitalist utilitarianism, hence the objective of this work was to explain the relationship between epistemology and science and its implications for social research.
Introducción
La búsqueda de la verdad como elemento emancipador de la vida humana, trae consigo el cuestionamiento de cómo construir conocimiento científico que tenga ciertos niveles de validez, que lleven a teorizar y explicar la realidad que se presenta de manera caótica tanto para los sentidos como para las facultades intelectuales. La ciencia social en particular, es una herramienta que se puede vincular dependiendo de su contexto cultural y económico con una serie de discursos que buscan legitimar el statu quo, lo que trae como consecuencia que los resultados de dicha ciencia no tengan como objetivo único el avance de la sociedad en términos de saberes, más bien intenta garantizar relaciones de desigualdad y de explotación, de ahí la relevancia de que la epistemología tenga un papel preponderante en la construcción de métodos de investigación, en un escenario de gran tecnificación, de hiperconsumo y de altos niveles de enajenación promovidos por la hegemonía intelectual de la industria cultural. Bajo esta lógica este artículo se planteó el objetivo de explicar la relación que existe entre epistemología y ciencia y sus implicaciones la investigación social.
Sociedad tecnificada y epistemología
Las sociedades altamente tecnificadas, se encuentran en condiciones de una utilización constante de la ciencia, para provocar mejoras en la tecnología que se utiliza en todos los ámbitos de la vida humana y con ello incentivar la producción de bienes y servicios, que se consumen ávidamente por una sociedad que encuentra su realización a partir de la posesión de objetos que cumplen sus aspiraciones promovidos en buena parte por ella misma, los saberes y conocimientos que están orientados hacia las ciencias naturales, abstractas y de creación tecnológica, se vuelven hegemónicos debido a su alta demanda por el mercado capitalista, en cambio las ciencias sociales además de estar imbuidas en discursos ideológicos diversos se encuentran en constante debate sobre su validez, alcances y estatus científico. Ahora es claro que todas las ciencias se encuentran de alguna o de otra manera imbuidas en un discurso ideológico que puede sesgar no sólo los resultados científicos, también de manera peligrosa puede a coadyuvar a la constitución de las reglas sociales, políticas y económicas convenientes para ciertas clases o grupos sociales dominantes (el ejemplo de mayor dimensión que tenemos fue la ciencia en la Alemania nazi).
El triunfo del capitalismo trajo consigo la expansión de las tecnologías de la comunicación y la información a todos los espacios de la vida, estas se apropiaron de la intimidad de las personas, de la cotidianidad, así como de los sectores estratégicos de las naciones, esto fue posible por una ciencia que ya no sólo domina a la naturaleza sino gobierna ahora al ser humano. Esta dominación se logró por muchos factores entre la que destaca una investigación científica que se empecinó en buscar el rigor en métodos cuantitativos y comprobaciones empíricas, pero fue (y lo sigue siendo) una serie de saberes que respondieron a los intereses de las luchas ideológicas de posguerra y de esta manera la reflexión sobre para qué es el pensamiento científico y cuál es su compromiso con la causa de la preservación de la humanidad y del medio en el que existe pasó a segundo plano, también quedó relegada la ciencia como objeto de estudio, la validez de sus procesos y la diversidad metodológica de la cual puede hacer uso.
La ciencia necesita de una serie de procedimientos y acciones vinculadas en primer lugar al pensamiento y en segundo término a la capacidad de criticar el conocimiento que se genera, de ahí la necesidad de que el investigador no sólo sea un experto en su disciplina, es necesario que comprenda la importancia de las construcciones epistemológicas en su quehacer profesional, esto debido a que: “De hecho, la epistemología estudia la formación y la estructura de los conceptos y de las teorías científicas. Analiza también los procedimientos y métodos empleados por aquellos que se dedican a la ciencia” (Simard, 2011: pp.11-12). La epistemología por lo tanto tiene también una función transformadora sobre la sociedad donde se aplica la ciencia, porque el trabajo científico y de la episteme dan como resultado el impulso a los cambios de la sociedad y a las relaciones de producción, de ahí que tenga dos funciones básicas: “En primer lugar, examinar críticamente la práctica científica y llamar la atención sobre las dificultades que aparecen en esta práctica (función crítica). En segundo lugar, desarrollar una concepción sistemática alternativa a la práctica científica aplicada que implique alguna mejora en la resolución de los problemas de los que se ocupa la ciencia (función heurística)” (Brunet y Morell, 2000: p. 70).
En este sentido es importante enfatizar que la investigación científica no acepta argumentos ad autoritatem, porque el hecho de que una idea o afirmación sea dictada por una autoridad académica no es suficiente para que tenga validez; la ciencia se opone a toda forma de pensamiento que se quiera imponer por la fuerza o que no está abierta a la crítica ni a la discusión, porque dejaría de ser ciencia y se convertiría en dogma indiscutible. Lo que sí es pertinente para la ciencia es que esta sea cercana a todas las personas porque impacta completamente en la vida humana. Aprender metodología de la investigación y epistemología, no es privativa de los científicos, al contrario, son una serie de habilidades que cualquiera puede adquirir sin importar si es un investigador profesional o no, porque simplemente estas disciplinas enseñan a pensar, a reflexionar y dilucidar sobre la propia existencia.
La epistemología entendida como la disciplina filosófica que tiene como objeto de estudio las diversas maneras y métodos que construyen el conocimiento científico, tiene ante su propio campo de estudio, varios retos con respecto a las ciencias sociales y humanísticas: 1) desarrollar investigaciones rigurosas que delimiten los campos de estudios con claridad de las diversas ciencias sociales y humanísticas; 2) categorizar y definir los alcances procedimentales de los diversos métodos en boga; 3) desarrollar estrategias didácticas que den solidez a la enseñanza de la metodología de la investigación para todas las áreas de estudio de las ciencias sociales a nivel de educación superior. Estos retos deben ser considerados bajo la premisa de alejarse de falsos debates y discusiones escolásticas con respecto a la diversidad de métodos utilizados por las diversas corrientes epistémicas que se encuentran en la investigación de los problemas actuales de una sociedad posmoderna que pugnan por la pluralidad de pensamiento alejándose de los férreos cánones que la racionalidad moderna impuso.
El estudio de cómo se constituyen las ciencias debe de tener un fuerte componente de crítica hacia los métodos que se utilizan, la validación del fundamento científico de una ciencia está en su capacidad para soportar el análisis, detección y corrección de sus defectos, errores y faltas en las que pudiera caer, de hecho quizás éste sería un componente decisivo al momento de la definición de epistemología: “Filosofía de la ciencia que consiste en el estudio crítico de los principios, las hipótesis y los resultados de las diversas ciencias, con el propósito de determinar su origen lógico, su validez y su alcance objetivo” (De Gortari, 2000: p. 174). Nuevamente en esta conceptualización de la epistemología se observa una preocupación porque ésta intervenga de manera efectiva en la aplicación y uso de la metodología como herramienta del pensamiento para producir conocimiento con cierto grado de veracidad y pueda dar certidumbre hacia donde se construye el posible progreso de áreas o disciplinas del saber que tiene pretensiones científicas sin importar si es de las ciencias naturales, sociales o humanísticas, pero obviamente en las sociedades tecnificadas, donde la producción en masa alienada, es la propensión al buscar entender y comprender cómo dar grandes saltos en tecnología por un lado y por otro cómo tener una amplía explicación del ser humano como individuo y en colectividad, con el fin de determinar las formas en que se puede determinar de una vez por todas los patrones de comportamiento del ser humano.
Por otra parte, al faltar una experiencia epistemológica en la formación del investigador social, una estructura metodológica de carácter utilitarista de la ciencia, que, si bien es correcta en el sentido de que ésta debe contribuir a la resolución de algún problema, pierde sentido en cuanto a su posible función social y ética, dejando a un lado consideraciones que pudieran afectar al conjunto social. “Una ciencia carente de reflexión epistemológica es una ciencia poco consciente de sí misma y de la sociedad en la cual se desarrolla. Y corre el peligro de provocar procesos antiéticos, en cuanto que puede inducir en los científicos una deontología limitada a los juicios de hecho, que no toman en cuenta una reflexión profunda de los juicios de valor que vinculan con lo social” (González y Gramigna, 2013: p. 18).
Las investigaciones deben hacerse con los métodos que se necesiten para cumplir los objetivos, no con los que prefiera el investigador, desafortunadamente muchos académicos en aras de la productividad que les exigen los centros de generación de conocimiento, en los cuales la alta productividad debe ser la tónica para obtener becas, subvenciones o simplemente para conservar su trabajo hace que aún los objetos no estén definidos, pero las técnicas de investigación si lo estén y con ello desvirtúan y sesgan las intenciones emancipadoras de la ciencia y producen objetos de estudio que satisfacen los objetivos burocráticos de las universidades pero no los que verdaderamente necesita la sociedad, de ahí que es tan relevante que el verdadero científico este abierto a los diversos métodos de pensamiento, enfoques y técnicas de investigación para que realmente su trabajo tenga una valía para él mismo y para el avance de la humanidad. Aunque es importante reconocer que el paradigma predominante en las ciencias sociales hasta la fecha es el positivismo y su unicidad del método y con ello también hay una inclinación hacia los diseños de corte cuantitativo aun cuando la investigación no lo sea del todo. “de tal forma que la idea de una sola ciencia, de la validación de datos independientes del sujeto y de las teorías, y de un método, cobraron carta de naturalización en las ciencias sociales hasta los años setenta” (Garza y Leyva, 2016 p. 20).
Es importante señalar que la investigación científica no puede moverse como una especie de péndulo de la objetividad pura a la subjetividad total, la primera es imposible y la segunda simplemente llevaría a resultados no validados científicamente, es decir es necesario tener consciencia de que el investigador se apropia de objeto de estudio y esa interacción implica una acción subjetiva. En este sentido Sánchez-Vázquez desde la postura marxista señala: “[…] el objeto no puede ser captado como meramente contemplado, como objeto que existe en sí y por sí, al margen o en posición abstracta con respecto al sujeto; ha de ser captado subjetivamente, es decir, como objetivación del sujeto” (2003: p. 105).
Conclusiones
La lógica actual del modo capitalista hace que los individuos se apropien de la realidad que se les presenta a través de la tecnología que en primera instancia los mantiene informados, en segundo lugar se encarga de ocupar sus horas de ocio para lo cual crea una serie de subjetividades que les permiten integrarse a la lógica de mercado pero sobre todo abstraerse de las largas jornadas de trabajo a las que son sometidas las poblaciones, tercero esta industria tecnificada aplicada en todos los ámbitos de la vida, hace al individuo más dependiente de dispositivos tecnológicos tanto para su trabajo como para los asuntos más triviales de su vida, haciendo que se encuentren atados a los avances y actualizaciones que el mercado les ofrece. Ante esta dominación de carácter cuasi total de la vida, la organización social se encuentra de manera potenciada sometida a una explotación y es precisamente ahí donde los fundamentos científicos de la comprensión social aún no logran encontrar claridad en cómo contribuir no sólo a la parte formal de las delimitaciones de los campos de acción de las diversas disciplinas, sino para clarificar con precisión los objetivos de la investigación científica social en las condiciones actuales de vida.
Referencias
- De Gortari, E. (2000). Diccionario de la Lógica. México. Plaza y Valdés, UAM.
- Garza, E., y Leyva, G. (2016). Introducción, en Garza E., y Leyva, G. (Editores). Tratado de Metodología de las Ciencias Sociales: Perspectivas Actuales. México: Fondo de Cultura Económica, Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa.
- González, T., y Gramigna, A. (2013). Epistemología de la enseñanza y nuevas fronteras científicas. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, (76), pp. 15-27. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4616503
- Sánchez-Vázquez, A. (2003). Filosofía de la Praxis. México: Siglo XXI Editores.
- Simard, J.C. (2011). Cultura científica, epistemología y pedagogía. Revista Digital de Investigación Lasaliana, 2(3), pp. 10-19. http://revistalasaliana.delasalle.edu.mx/ojs/index.php/lasaliana/article/view/289