Instituto Polit�cnico Nacional
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"La Técnica al Servicio de la Patria"

Boletín No. 93
1o. de noviembre de 2022




LA AUTOGESTIÓN EN EL APRENDIZAJE

 

M. en C. Paola Nayeli Cortez Herrera
M. en C. Maricela Serrano Fragoso
Dra. Yesenia Eleonor González Navarro

Instituto Politécnico Nacional
Unidad Profesional en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas

Cómo citar este artículo

Resumen

¿Cuántas veces como docentes nos hemos enfrentamos a grupos de estudiantes que muestran apatía y falta de interés hacia el curso? Aunado a eso, se tienen las diversas situaciones por las cuales atraviesa cada uno de los estudiantes (tener materias reprobadas, estar recursando la materia, con dictamen académico, dificultades en el entorno familiar y/o económico, etcétera) y la distracción que provocan los dispositivos móviles dentro del aula. Ante esta situación ¿Qué hacemos como docentes al respecto?, ¿Cómo manejamos al grupo?
En el escenario en línea del cual viene la educación en México se han generado un sinfín de anécdotas que incluyen la falta de involucramiento de parte de los actores que participan en el proceso enseñanza-aprendizaje. Al retomar la educación en presencial muchos y muchas docentes se han enfrentado a esta apatía de algunos estudiantes. La literatura nos muestra que la autogestión es necesaria en el proceso de la enseñanza y de una u otra forma en el ámbito docente la llevamos a cabo. Quizás hoy estamos a buen momento de empezar a estar más conscientes de la forma en la que la incorporamos a nuestra práctica diaria.

 

¿Por qué trabajar en la autogestión en el aula?

Según Zimmerman (1989), la autogestión del aprendizaje podría describirse como una autogestión académica que se refiere al proceso mediante el cual los estudiantes activan y sostienen cogniciones, conductas y afectos que están orientados sistemáticamente hacia el cumplimiento de objetivos académicos.

Dada la definición anterior, es imperativo trabajar con los estudiantes en la autogestión para que sean capaces de regular sus procesos de aprendizaje. Si bien existen estudiantes que se consideran muy “fiesteros”, “deportistas”, o “no se les da las materias”, es necesario que reconsideren sus prioridades y aprendan a organizarse para alcanzar sus metas.

De acuerdo con Ponce (2016) se asume que el alumno autogestivo es un promotor de sus propios aprendizajes y más que eso: un evaluador de sus procesos de apropiación, con lo que también se pone de manifiesto su capacidad metacognitiva. En teoría, se trata de un estudiante muy diferente al de la modalidad tradicional, mucho más participativo, propositivo, proactivo, crítico, reflexivo, organizado, exigente y colaborador.

En cierto momento los estudiantes caen en el egoísmo al anteponer sus prioridades por encima de sus deberes. La autogestión permite a nivel personal tener un panorama más amplio de la situación de tal forma que se puedan reordenar las prioridades y enfocarse en aquellas que son más útiles para su vida. La juventud del estudiante en ocasiones lo ofusca y le hace perder el rumbo, sin embargo, al encauzar el rumbo el proceso de autogestión viene de forma inherente para organizarse en atender todas sus actividades y regular sus procesos de aprendizaje.

Sin lugar a duda, esta característica es necesaria en todos los estudiantes (principalmente en aquellos que enfrentan situaciones académicas irregulares), y a través de técnicas o dinámicas se les puede mostrar la forma de adquirirla. Esta característica será de ayuda en todas las áreas y momentos de su vida.

¿Quiénes están involucrados en la autogestión del aprendizaje?

De acuerdo con Núñez Naranjo et al. (2021), “promover la autogestión para el aprendizaje es una tarea conjunta entre las instituciones educativas y el individuo pues se consideran indispensable para una mejor adquisición de saberes; el uso creciente de la tecnología permite mediar los procesos de formación que son necesarios para que el sujeto que aprende tome las riendas de su trayecto educativo y active otras capacidades asociadas, como la criticidad, el análisis y la colaboración en el que el intervienen cuatro etapas, previsión, planificación y activación, seguimiento y supervisión, el control y reacción, la reflexión y evaluación.”

Dentro del aula en el rol de docente se puede fomentar la autogestión ante estudiantes que muestran apatía en su proceso de aprendizaje.

¿Cómo contribuir a fomentar la autogestión desde la perspectiva docente?

Retomando el escenario en donde los estudiantes no logran estar enganchados a la clase o se encuentran distraídos, a continuación, se mencionan algunas sugerencias a implementar.

Cambiar la estructura de la clase

En este punto se debe de hacer uso de actividades que fomenten la creatividad y el intercambio de opiniones entre los estudiantes del grupo. López Muñoz (2004), menciona que la sorpresa supone incremento de atención y la participación da mayor motivo a la implicación personal. Habrá muchas formas de llevarlo a la práctica, pero lo que está claro es que «la organización flexible y democrática aumenta la motivación intrínseca» de los alumnos, hace más fluida su participación y más responsable y coherente su tarea.

En ese sentido y aprovechando la familiarización de los estudiantes con los dispositivos electrónicos se debe de buscar una noticia en tendencia para propiciar la participación del grupo y dar un mensaje para tratar de engancharlos a la clase. Al respecto Ponce (2016) señala que, en las prácticas educativas de la actualidad, virtualmente se ha cedido el poder al educando y a su circunstancia digital para decidir el lugar, el tiempo y la forma de activar el aprendizaje, en especial porque la ocasión para aprender gravita en el entorno y está al alcance de mínimos pulsos o deslizamientos de los dedos sobre aparatos electrónicos.

Evitar comparar con grupos anteriores

Cada grupo tiene características propias, por tanto, se debe de partir de esa visión y no considerar que debido a que los temas a tratar son los mismos, el grupo debe de reaccionar de “x” forma. Se debe de identificar qué le gusta a la mayoría, qué tienen en común como personas para de ahí buscar diversas alternativas y lograr se integren como grupo. Cada grupo pese a ser la misma materia, el mismo periodo, turno, etcétera, es distinto. El ejemplo que funcionó con un grupo puede que no funcione igual en otro, y eso es la riqueza de la docencia.

Entrevistarse de forma personal con los estudiantes que lo requieran

Lo recomendable sería conversar unos minutos con cada unos de los estudiantes para tener un panorama general de su entorno, pero debido a la cantidad de estudiantes por grupo eso resulta difícil. En ocasiones existen jóvenes que se acercan para expresar su situación. Ante ellos deberíamos de mostrar disposición para escucharlos. De esta forma podríamos como docentes tener una mejor visión del grupo.

Regular el uso de dispositivos electrónicos en el tiempo de la clase

Si bien los estudiantes hoy en día son conscientes de sus derechos tanto dentro como fuera del aula, es importante dejar en claro ciertos límites al momento de estar en un salón de clase. Delimitar el uso de dispositivos electrónicos o marcar momentos para hacer uso de ellos contribuirá a tener un ambiente sin distractores, en donde el estudiante no podrá evadir la clase.

Realizar una plenaria de la percepción que se tiene como docente del grupo

Si bien para propiciar un aprendizaje colaborativo es necesario propiciar una discusión, cuando el grupo presenta mucha resistencia para involucrarse con la materia es necesario que el docente platiqué desde su perspectiva cómo se ha sentido frente al grupo. Eso generará un desequilibrio entre los estudiantes y podrá permitir la apertura de algunos de ellos. Seguramente ahí saldrán a flote algunos sentimientos de los estudiantes, lo que permitirá tener un punto de partida en común para trabajar en la motivación.

Organizar una actividad llevando a cabo una metodología ágil

El desarrollo de proyectos a través de metodologías ágiles permite tener fechas de entrega y retroalimentación de tal forma que el estudiante se sienta acompañado. Esto permitiría que el alumno tenga autogestión al tener que organizar los tiempos de avance en sus actividades. Por otro lado, le permitiría ir aprendiendo a recibir retroalimentaciones y complementar sus actividades. Podrían buscarse temas de interés actuales para que hiciera uso de la tecnología.

Conclusiones

La apatía entre los estudiantes es común y son diversos factores los que la fomentan, desde las adicciones hasta problemas de índole personal. La tutoría permite apoyar estos escenarios, debido a que en ocasiones el estudiante recurre a un profesor o profesora en busca de apoyo y básicamente el problema empieza a resolverse al sentirse escuchado. Como docente es necesario tener espacios de tiempo para escucharlos. Además de proporcionarles técnicas o herramientas dentro del aula para que ellos empiecen a autogestionar su aprendizaje, se involucren con su proceso de enseñanza. Un factor necesario es la motivación, como docentes podemos contribuir en ello, al planear la clase de tal forma que el estudiante se sienta acompañado y entendido. La autogestión es un proceso que es necesario a lo largo de toda la vida y en diversas áreas.

Referencias

  1. López Muñoz, L., (2004). La motivación en el aula. Pulso: revista de educación, 27. 95–107.

  2. Núñez Naranjo A., Becerra García E., Olalla Pardo V. (2021). Autogestión del aprendizaje: Revisión de literatura. Explorador Digital. 5(2). 6-22

  3. Ponce Ponce, M. E. (2016). La autogestión para el aprendizaje en estudiantes de ambientes mediados por tecnología Diálogos sobre educación.Temas actuales en investigación educativa, vol. 7, núm. 12.

  4. Zimmerman, B. J. (1989). A social cognitive view of self-regulated academic learning. Journal of Educational Psychology, 81, 329-339.

Cómo citar este artículo en APA

Cortez, P., Serrano, M. y González, Y. (1 de noviembre de 2022). La autogestión en el aprendizaje. Boletín UPIITA. 17 (93).
https://www.https://www.boletin.upiita.ipn.mx/index.php/ciencia/1022-cyt-numero-93/2110-la-autogestion-en-el-aprendizaje

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