Reseña de película: Julien donkey boy
Boletín No. 69
1o. de noviiembre de 2018
Reseña de película: Julien donkey boy
Dir. Harmony Korine | Estados Unidos 1999
Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=8BKx61RvUxA
De Montserrat Varela
Con el mismísimo Werner Herzog como el cínico padre del protagonista, la impactante cinta de Harmony Korine causa el efecto deseado: perturbar y al mismo tiempo conmover al espectador. Ya lo había logrado antes el director con Gummo, otra gran cinta digna de su propia reseña, pero en este largometraje adscrito al movimiento Dogma95, Korine explora no nada más una familia disfuncional “white trash” como lo hizo antes, sino a la abrumadora enfermedad de Julien, la esquizofrenia, que sorprendentemente parece no rebasar a las viciosas actitudes de sus familiares y la gente a su alrededor. El caos reina la cabeza de Julian así como en toda la película.
Basado en la experiencia personal que vivió con su tío esquizofrénico, Korine arma un guión que retrata a una familia rota donde la madre muere al dar a luz al hijo menor así que solamente existe un padre bastante intolerante, un hijo mayor obsesionado con su aspecto, una hija embarazada probablemente del protagonista y Julien, poeta y argonauta en un mundo que pareciera muy distinto al de todos los demás por estar partido en diversas personalidades, conflictos y fobias pero que finalmente se nos revela muy parecido al mundo de todos los que nos consideramos “sanos mentales”.
Dentro de lo podrido, lo sórdido y lo perturbador de sus personajes y sus historias, Korine siempre nos deja un atisbo de esperanza, una salvación. Así, Julien nos conmueve profundamente cuando recita para toda la familia a la hora de la comida un poema sobre “el caos”; cuando habla por teléfono con una madre imaginaria que le permite sostenerse y sentirse aceptado; viéndolo luchar sobre el suelo con sus hermanos, jugando… Julien es casi un hombre pero inevitablemente seguirá siendo un niño para siempre y un enfermo en un mundo tan esquizofrénico como él.