Extinción masiva al final del Cretácico
Boletín No 44
1 de Julio 2014
EVIDENCIAS DEL IMPACTO DE UN ASTEROIDE QUE OCASIONÓ LA EXTINCIÓN MASIVA AL FINAL DEL CRETÁCICO
José Luis Carrillo Aguado*
*Periodista científico del IPN
CeDiCyT Tezozómoc
La extinción masiva y global de aproximadamente 75 por ciento de las plantas y animales - que incluyó la notable desaparición de la mayoría de los dinosaurios - fue un evento que marcó el final de la Era Mesozoica y el inicio de la Era Cenozoica, y que tuvo lugar en un periodo geológicamente corto, ocurrido hace poco más de 65 millones de años. Este acontecimiento, a menudo denominado la extinción K-Pg (K es la abreviatura del término alemán Kreide, por Cretácico, y Pg es la abreviatura de Paleogene, Paleozoico), está marcado geológicamente por una delgada capa de sedimento, la plastilina del límite K-Pg, encontrada en todo el planeta en rocas terrenales y marinas. Esta plastilina exhibe altos niveles del metal iridio, muy raro en la Tierra pero abundante en los asteroides.
Teoría
Todo esto llevó a la hipótesis postulada en la década de 1970 por los científicos mexicanos Luis y Walter Álvarez (padre e hijo), según la cual un asteroide masivo se estrelló contra la Tierra, dando origen al cráter de Chicxulub en la costa del Golfo de México. Este impacto causó disturbios catastróficos en el ambiente, incluyendo la suspensión parcial del proceso de fotosíntesis de las plantas y el plancton. Esto se infiere puesto que la fotosíntesis requiere de la luz solar para llevarse a cabo, y la cortina de polvo y partículas que se levantaron como consecuencia del choque crearon un “efecto pantalla” en toda la superficie terrestre.
Evidencia
La causa de la extinción de los dinosaurios no fue el tiempo geológico, sino un dramático instante, explica Kirk Johnson, uno de los 40 científicos de la División de Investigación y Colecciones del Museo de Naturaleza y Ciencia sito en Denver, Colorado, Estados Unidos, quienes publicaron un artículo en la revista Science donde queda claro que es una tarea complicada aislar un solo evento ocurrido hace 65.5 millones de años. Pero, a partir de las pruebas geoquímicas, químicas y geocronológicas, “el cráter de Chicxulub es el culpable”.
La identificación del cráter de 180 kilómetros de diámetro en Chicxulub proporciona evidencia concluyente de que la plastilina del límite K-Pg significa despojos o restos de las rocas de un impacto de asteroide. El hecho de que la desaparición de las plantas y los animales ocurrieron al mismo tiempo que el impacto provee una fuerte evidencia de que la extinción K-Pg fue causada por el asteroide. Sin embargo, algunos científicos continúan argumentando que otros factores, tales como las erupciones volcánicas, el cambio climático o el cambio en el nivel del mar pudieron causar o al menos contribuir a la extinción.
Con base en el tamaño del material rocoso y el diámetro del cráter, los investigadores han estimado el diámetro del objeto demoledor en unos 10 Km. Y cuando se estrelló, a una velocidad de 20 Km por segundo, creó un cráter de aproximadamente 100 Km de diámetro y 30 Km de profundidad, casi perforando la corteza terrestre, según comentó Johnson.
El impacto arrojó material rocoso tan alto que algo de esa materia fue puesta en órbita, mientras otros pedazos de roca llegaron hasta la estratósfera, recalentándose cuando cayeron de regreso a la Tierra.
Los investigadores levantaron reportes de aproximadamente 350 lugares en el mundo que han mostrado huellas del impacto, desde iridio en polvo o pedacitos de cuarzo golpeados, que pueden ser rastreados hasta su origen en la localidad de Chicxulub. En algunas áreas del cráter, la capa es de 80 m de grueso, apuntalando la hipótesis de un evento devastador para la vida ocurrido en un día único y dramático en la historia del planeta.
Extinción
La extinción K-Pg fue un evento severo, global, rápido y selectivo. En términos de severidad, la extinción eliminó a un gran número de especies. Con base en los fósiles marinos, se estima que 75 por ciento o más de todas las especies fueron barridas por la extinción K-Pg.
Este evento tiene un carácter global, pues aparentemente golpea a todos los continentes al mismo tiempo. Los dinosaurios, por ejemplo, son conocidos del Cretácico en América, Europa, Asia, África y Antártica; pero en cambio, son desconocidos a partir de la Era Cenozoica en cualquier parte del mundo. De forma similar, polen fósil denota la devastación de comunidades vegetales en áreas tan remotas como Nuevo México, Alaska, China y Nueva Zelandia. El evento afecta también a todos los mares y océanos. Grupos con hábitats amplios como las y amonitas desaparecen de la faz de la Tierra. Lo que es más, la extinción ocurre al mismo tiempo tanto en tierra como en mar.
El récord fósil muestra que el ritmo de la extinción K-Pg fue en extremo agitado y convulso, ocurriendo en una escala de miles de años o menos. En algunos casos, es posible estudiar fósiles en una escala muy fina –centímetro por centímetro- a través de las rocas K-Pg. Los fósiles muestran que los ecosistemas se mantuvieron estables hasta el límite K-Pg, en cuyo punto algunas especies desaparecieron súbitamente.
Un amplio rango de especies pereció en la extinción K-Pg. Las más conocidas son las especies de dinosaurios. Como sea, la extinción golpeó a otros animales terrestres, incluyendo mamíferos, pterosauros, aves, reptiles, insectos y plantas, En los océanos, el evento devastó a los reptiles marinos gigantes (Mosasauridae), plesiosauros, peces, tiburones, moluscos y muchas especies de plancton. Se estima que un 75 por ciento de las especies terrestres desaparecieron. Sin embargo, la devastación causada por la extinción trajo consigo oportunidades evolucionarias. Los mamíferos, en particular, se diversificaron durante el Paleozoico, produciendo formas nuevas como caballos, ballenas, murciélagos y primates. Quizá también las aves, los peces y los reptiles evolucionaron.
Estos hallazgos ponen de relieve que la vida y la evolución se han abierto paso en nuestro planeta, a pesar de que en ocasiones las condiciones ambientales no siempre han sido óptimas. Tal vez nuestro destino sea efímero, al igual que el de otras especies, probablemente seamos tan sólo un eslabón en las cadena vital del Universo. ¿Estará en nuestras manos decidir si continuamos habitando la Tierra? Y en ese caso, ¿qué estamos haciendo al respecto? Vale la pena un ejercicio de reflexión.