Boletín No. 98
1o. de septiembre de 2023
LOS INTERESES NACIONALES Y EL ENTENDIMIENTO GLOBAL A TRAVÉS DE LA DIPLOMACIA CULTURAL
NATIONAL INTERESTS AND GLOBAL UNDERSTANDING THROUGH CULTURAL DIPLOMACY
Edgar Ortiz-Arellano
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Doctor en gestión estratégica y políticas del desarrollo
Universidad Nacional Autónoma de México
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Resumen
La diplomacia cultural cuenta con un amplio espectro de recursos derivados de las manifestaciones que una sociedad hace en su existir: arte, costumbres, tradiciones, música, literatura, idioma entre otras expresiones, los cuales pueden ser utilizados para lograr de pacífica, armónica y con miras en el bien común de los intereses nacionales de un Estado-Nación, pero también para fomentar la paz, el entendimiento y la cooperación, de ahí que el objetivo de este ensayo fue el dilucidar la importancia que esta tiene en la actualidad, sus ventajas y los actores que deben de intervenir en su ejecución, bajo un escenario marcado por la complejidad y el conflicto.
Abstract
Cultural diplomacy has a wide spectrum of resources derived from the manifestations that a society makes in its existence: art, customs, traditions, music, literature, language among other expressions, which can be used to achieve a peaceful, harmonious and you look at the common good of the national interests of a Nation-State, but also to promote peace, understanding and cooperation, hence the objective of this essay was to elucidate the importance that this has today, its advantages and the actors that must intervene in its execution, under a scenario marked by complexity and conflict.
1. Introducción
Las relaciones internacionales desde la aparición del Estado-Nación entre los siglos XV al XVII como entidad protagónica de la vida política de las sociedades humanas, se han caracterizado en el intento de construir un orden global que genere condiciones mínimas para la convivencia pacífica y el entendimiento con el fin de garantizar la viabilidad y sobrevivencia de los países integrantes de esta comunidad. Para ello crearon estructuras burocráticas especializadas para interactuar con otras naciones y representar los intereses de sus gobiernos ante potencias extranjeras, es decir, surgieron los cuerpos diplomáticos, los cuales a partir de instrumentos legales y políticos se constituyeron en piezas claves en la interacción internacional.
El orden global desde el Congreso de Viena de 1815 hasta la fecha oscila entre la cooperación y el conflicto, siendo esta última condición la más recurrente, especialmente a lo largo del siglo XX, pareciera que la guerra, la violencia, el encono político-ideológico y económico fueron y son las tónicas prevalecientes, en este escenario los cuerpos diplomáticos juegan el rol de espectadores o de instrumentos que ejecuta políticas que no necesariamente privilegian el entendimiento pacífico. Ante estas condiciones es necesario reflexionar acerca de formas creativas y eficaces, sobre las cuales se puede generar paz y armonía con los diversos agentes que operan en el ámbito internacional, como lo es la diplomacia cultural, de ahí que el objetivo de este ensayo fue el de dilucidar la importancia que esta tiene en la actualidad, sus ventajas y los actores que deben de intervenir en su ejecución, para el logro de los intereses nacionales.
2. Implicaciones de la diplomacia cultural
La globalización, se pensó a manera de una gran unión económica, basada en procesos de interdependencia compleja, no redujo las posibilidades de las guerras entre naciones en sus diversas modalidades tanto convencionales como hibridas, los conflictos comerciales derivados de lo que Paul Krugman (1994) llamó una obsesión peligrosa por la competitividad son una realidad constante que ensombrece el porvenir y el desarrollo de la sociedad global. Si bien los ámbitos culturales no son la solución definitiva, ni la única vía (decir lo contrario sería caer en utopías por demás superadas), para problemas complejos que enfrentan los países en sus relaciones, estos pueden coadyuvar a que el Estado logre sus intereses vitales, pero sobre todo a mejorar y enriquecer el entendimiento internacional, también es necesario considerar que de forma indirecta colabora en los esfuerzos en materia de seguridad nacional y si es el caso contrarrestar propaganda hostil (Kamali-Chirani, 2021: 4), de la que puede ser objeto un país.
La diplomacia cultural se refiere a los esfuerzos que el Estado realiza para el logro de sus intereses en el extranjero a partir del uso de recursos culturales como son el idioma, tradiciones, arte producido en el país, legado histórico, formas de percibir y entender el mundo, educación, etcétera., es decir, abarca muchas posibilidades en función de lo que puede ser llamado cultura, pero, por otra parte, implica lo que Clarke llamó un diálogo intercultural que funciona a manera de principio de estrategia nacional en sus asuntos internacionales (Clarke 2021: 2). La política pública cultural de una nación está inherentemente vinculada a los objetivos generales que un gobierno tiene y por lo tanto, a su política exterior, en esta lógica desde una postura descriptiva la cultura se concibe que es “el conjunto de creencias, costumbres, ideas y valores, así como los artefactos, objetos e instrumentos materiales que adquieren los individuos como miembros de ese grupo o esa sociedad” (Thomson, 2002: 194 ).
Los bienes culturales se comparten con el mundo y son una opción no excluyente o superior con respecto a otra cultura, sino diferente y enriquecedora para la vida de las personas. Desde una perspectiva más pragmática, para Joseph Nye, la cultura es uno de los recursos del soft power [poder blando] que un país despliega a partir su aparato diplomático para obtener sus intereses, en ese sentido estos aspectos también pueden ser tipificados como “[…] el conjunto de prácticas que crean significado para una sociedad, la cual tiene muchas manifestaciones. Es común distinguir entre alta cultura como la literatura, el arte, así como la educación dirigida a las élites y por otra parte, la cultura popular que se centra en el entretenimiento de las masas [traducción propia]” (Nye, 2008: 96). La política cultural obedece a la lógica de tener una presencia favorable en el sistema internacional y muestra las dificultades actuales que los Estados tienen para posicionarse en un papel de liderazgo relevante y para ello sus estrategias deben contemplar un amplio espectro de posibilidades.
La diplomacia cultural es un espacio donde no sólo interactúa el Estado en el cumplimiento de sus funciones político- legales, se encuentra presente también la sociedad en general quien es la verdadera productora del capital cultural, en ella se conservan y reconstituyen las costumbres y tradiciones distintivas que cómo nación se tienen, en esta se resguarda de manera intrínseca el bagaje histórico y se generan las obras artísticas, de ahí que sea protagonista de las relaciones internacionales que un país realiza con el resto del mundo, la fama y buena reputación de un pueblo recae en sí mismo y quizás la estrategia base es hacer deseable e interesante el compartir símbolos y actitudes compartidas de las cuales cualquier ciudadano que se encuentre en el extranjero es portador de esa forma de diplomacia cultural. Si bien hay aparatos burocráticos que trabajan e impulsan las políticas culturales que coadyuvan en la actividad diplomática formal, estas solamente son una pequeña fracción de las expresiones profundas de una nación, abarcando algunos temas que desde el oficialismo se consideran relevantes con respecto a lo inmenso de la cultura, que a fin de cuentas se diseminan a partir del trabajo que realizan en la cotidianidad los miembros de una sociedad en particular.
3. Tareas y perfiles
La actividad de la diplomacia cultural implica la construcción de una imagen que se quiere dar ante el mundo y ante sí mismo (Stelowska, 2015: 61), esta representación en el colectivo internacional no es sólo una estrategia de tipo mercadológico o de propaganda (García, 2022), es una respuesta racionalmente calculada desde la dirección estatal y por canales gubernamentales frente a la complejidad global, es por lo tanto una creación conjunta surgida de un pacto social que más allá de las posturas utilitaristas del Estado, pretende crear las condiciones óptimas para un ambiente de armonía con otros actores internacionales, es una vocación que surge de un anhelo de paz y desarrollo independientemente de las decisiones de la clase política decisora en materia de política exterior.
Las tareas de la diplomacia cultural pueden verse entorpecidas por prejuicios, discriminación, racismo, fundamentalismos religiosos y nacionalistas. El tratar de imponer una narrativa de superioridad de una cultura sobre otra, es un error que lleva a tensar las relaciones diplomáticas y generar adversidades innecesarias, por ejemplo, en la última década del siglo XXI en la mayoría de los países europeos occidentales y en Estados Unidos de América el discurso del supremacismo blanco ha ganado terreno, a partir de una ideología que promueve el rechazo a la migración y hacia aquellas culturas, personas o grupos étnicos que no son considerados blancos, a partir de este hecho se puede observar que se ha organizado una amplia red internacional de organizaciones de violencia racial (Beirich, 2022: 1-2), estas expresiones colocan en dificultades las actividades de la diplomacia en cualquiera de sus ámbitos, pues se se oponen a formas culturales distintas a lo que ellos consideran debe ser la cultura predomina. En este sentido, promoción cultural puede ayudar a concientizar a la ciudadanía de otras latitudes sobre los riesgos y peligros que generan las narrativas de odio.
La toma de decisiones en materia de política exterior de cada país está en buena parte determinada por varios supuestos o ejes prioritarios que guían a los decisores, el primero está relacionado con los objetivos fundamentales que el Estado se ha formulado como vitales e indispensables para su sobrevivencia; en segundo término por los valores e ideales que cómo nación persigue; tercero por las necesidades que debe cubrir para garantizar el bienestar de la población y la permanencia de sus instituciones y cuarto por la imagen y presencia y rol que desea tener en el mundo, todas estas consideradas en el marco de un contexto complejo dominado por la tecnología de la comunicación y un cúmulo de información que es difícil de procesar eficientemente, también se deben considerar temas sustantivos como son las crisis económicas, el cambio climáticos, el surgimiento de actores no estatales hostiles, entre otros desafíos, así que es de reconocer que el trabajo de la diplomacia es limitado y de índole coadyuvante, es decir, el gobierno (en su ámbito de competencia) y el andamiaje jurídico institucional internacional emanado de Naciones Unidas tienen el mayor peso en la responsabilidad de resolución de los retos de la sociedad global.
La diplomacia cultural que se requiere ante las dificultades que el mundo postpandemia presenta, debe ser igual o mayor de compleja, lo cual implica un trabajo y perfil transdisciplinar, acompañado de estrategias formales como informales en la construcción de una política exterior más o menos articulada que prevenga las amenazas y riesgos futuros, pero que también ayude a la constitución de un orden global armónico y seguro para todos. En primera instancia, los miembros de la diplomacia profesional, además de las credenciales académicas cercanas normalmente a las relaciones internacionales, estudios diplomáticos, ciencia política, entre otras disciplinas, deben contar con formación en aspectos culturales del país (como son literatura, artes, costumbres, tradiciones populares), en fin aquellos temas que pudiesen ser considerados significativos y representativos de una nación, para que de manera permanente sean promotores de los valores esenciales de la cultura nacional, no como competencia o exclusión hacia otras formas culturales sino como propuestas para establecer diálogos de entendimiento de intercambio. Es importante enfatizar, con base en Schneider, que los resultados de la diplomacia cultural se observan a largo plazo y necesitan tanto de evaluaciones cualitativas como cuantitativas, incluso en algunas ocasiones sus consecuencias pueden ser inciertas o no claramente visibles porque son provocados por interacciones dinámicas que afectan a todos los involucrados de manera distinta (Schneider, 2006: 196).
La diplomacia profesional normalmente recluta cuadros del ambiente cultural, por ejemplo escritores, intelectuales, artistas de diversas áreas, con el fin de utilizar sus conocimientos, presencia nacional y/o internacional en la promoción del país, lo cual ha sido una estrategia acertada y que alinea al sector cultural a las políticas generales del Estado, además de que genera consensos en los círculos de la Intelligentsia con respecto a la política exterior. Este hecho en ninguna circunstancia podría representar el desplazar a los diplomáticos de carrera o removerlos de actividades sustantivas, es simplemente una forma de reforzar en el aspecto cultural a las estructuras diplomáticas formales, en muchas situaciones es común que los gobiernos construyan organismos especializados para la promoción de la cultura y el idioma como son los casos de España con el Instituto Cervantes, Alemania con el Instituto Goethe; Francia con la Alianza Francesa; y México con la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), entre otros muchos ejemplos. La sociedad en su conjunto contribuye a través de diferentes medios como son los intercambios académicos que promueven las instituciones de educación superior; las organizaciones civiles dedicadas a promover la cultura, los gremios vinculadas las artes (galeristas, museos, artistas, periodistas culturales), es decir, la diplomacia cultural puede ser considerada como una actividad que se construye en todos los espacios sociales y que coinciden con los valores generales que comparten con el Estado, cabe señalar que la cultura pop, la música y los deportes (Kanji, 2016: 40), se incluyen en las estrategias de las cuales se pueden hacer uso para la actividad diplomática y de imagen del país.
4. Conclusiones
La diplomacia cultural es una herramienta indispensable en las circunstancias actuales que se caracterizan por la violencia y los radicalismos en el ambiente internacional, de ahí que sus objetivos, metas y alcances deben estar consensados tanto por los hacedores de políticas en materia de política exterior y cultural, con el concurso de la sociedad que es la productora así como depositaria de aquello que identifica a una nación, esto con el fin de potencializar el posicionamiento del país como un líder global y punto de referencia por sus manifestaciones artísticas, por su bagaje histórico, pero sobre todo por la forma en que interactúa con el mundo y con otras culturas.
La actividad cultural debe considerarse un bien estratégico que coadyuva a la diplomacia formal (tradicional) en la realización de sus tareas establecidas legalmente, por lo que el trabajo en esta ruta implica plena conciencia por parte de los diplomáticos del papel que juegan en la transmisión de valores, tradiciones y costumbres, pero también conlleva que los integrantes de una nación asuman un compromiso con respecto a la promoción, posicionamiento y defensa de su cultura en el entendido que es un patrimonio colectivo del cual es obligación preservar y compartir con otras culturas con el fin de enriquecer la existencia así como para generar condiciones globales de mutuo entendimiento.
5.Referencias
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- García, Agustín. (2022). La Cooperación Mexicana para el Desarrollo: el Poder Suave de la Política Exterior.Revista Mexicana de Política Exterior (111): 21-39. https://revistadigital.sre.gob.mx/index.php/rmpe/article/view/277.
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- Stelowska, Diana. (2015). Culture in International Relations.Defining Cultural Diplomacy. Polish Journal of Political Science1(3): 50-72. https://www.academia.edu/37705792/Culture_in_International_Relations_Defining_Cultural_Diplomacy.
- Thomson, John. (2002). Ideología y Cultura Moderna. Teoría Critica Social en la Era de la Comunicación de Masas. México: UAM-X.
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Ortiz-Arellano, E. (1 de septiembre 2023). Los intereses nacionales y el entendimiento global a través de la diplomacia cultural National interests and global understanding through cultural diplomacy Boletín UPIITA. 18 (98).
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